lunes, 13 de junio de 2011

¿Quién era el poeta alfarero? (II)

Lisardo contrajo matrimonio el 4 de Septiembre del año 1948 con Evangelina García, oriunda del Puente del Congosto, un pueblo cercano a Bercimuelle.

Entre 1948 y 1950 sus tres hermanos menores, Pedro, José y Segundo, fueron yéndose a Barcelona, en busca de trabajo. Él se quedó en el pueblo con su padre y su esposa, los tres vivían en la casa que el ayuntamiento tenía para el maestro/a pero al ser estos matrimonio la casa quedaba libre para ser alquilada. Unos años después volvió al pueblo el más pequeño de los hermanos, Segundo, que se casó con una de las hermanas de Evangelina, Toña. Los dos matrimonios y el padre de Lisardo y Segundo vivieron juntos en el pueblo hasta el año 1956.

Durante aquellos años, Lisardo y Evangelina tuvieron 2 hijos, Fermin (nacido el 25 de Septiembre de 1949) y Maria del Carmen (nacida el 17 de Febrero de 1952). Además tuvieron 2 hijos más, un niño que murió a los pocos días de nacer y otra niña que falleció con tan solo 6 meses de edad. Ésta última nació con tan solo doce horas de diferencia con respecto a una hija de su hermano Segundo. A esta sobrina le escribió una poesía en su cumpleaños:

Un angelito en el cielo
Tienes de tu misma edad
Por eso tu tío te quiere
Mucho más que a las demás

En el año 1956, Lisardo, Evangelina y su hijo mayor de 6 años emigraron a Barcelona. La hija menor se quedó en el pueblo con su abuela materna.


En Barcelona vivieron en el piso de uno de los hermanos de Lisardo que estaba casado y con un hijo. En el mismo piso, de menos de 60 m2 vivía también una sobrina de su cuñada y el otro hermano de Lisardo que por aquel entonces estaba soltero. En los 6 o 7 meses de estancia en Barcelona trabajó en una barbería del Somorrostro, mientras que Evangelina trabajaba por horas limpiando en una casa particular. El niño estudiaba en una escuela cercana, aunque enfermaba frecuentemente, motivo por el cual, y por recomendación médica, tuvieron que volver a Bercimuelle.

De vuelta al pueblo Lisardo continuó con su oficio de alfarero, aunque este no era su único trabajo, ya que también cortaba el pelo y afeitaba a los hombres del pueblo en el salón de casa y por si fuera poco los domingos y fiestas hacia de músico en el salón-taberna del pueblo.

Las noches las pasaba cociendo botijos y tiestos hasta el amanecer, echando leña a la boca del gran horno. Sin otra luz que la de las llamas combatía el sueño leyendo un periódico viejo, una novela, un libro o cualquier otra cosa. Aquellas largas noches le sirvieron de inspiración para continuar escribiendo y rimando versos.

En el año 1962, Lisardo emigró a Wiesbaden (Alemania), en busca de trabajo. Sus tres hermanos menores ya llevaban 2 años allí. Allí trabajó de peón en la construcción, vivió en una barraca junto con sus 3 hermanos, dos cuñados y tres primas. Ya durante el primer mes de trabajo en Alemania envió dinero a su mujer, que se había quedado en el pueblo junto con su hermana, los niños y el abuelo. Ese dinero sirvió para que al poco tiempo pudieran comprar una cabra y poco después un cerdo para engordarlo y hacer la matanza.

En Alemania, estuvo 5 años, pero no se olvidó de ningún cumpleaños con sus poesías, entre ellas esta a su hija:

Con alegría sin igual
te dedico en este día
esta bonita postal
Mari Carmen hija mía
y que en tu preciosa edad
tengas la felicidad
que tu padre te desea
para que aunque no te vea
le servirá de contento
verte con el pensamiento
muy feliz y muy dichosa
igual que una mariposa
jugueteando en el viento
volando de rosa en rosa.
Adiós pues y no te olvides de
de ser buena y obediente
aplicada y diligente
para que si algo me pides
pueda darte cariñosamente.

martes, 7 de junio de 2011

I - Duerme tranquilo tu sueño

Sobre la tierra silente y fría
tiende la aurora su róseo manto.
Las ténues sombras desaparecen
y se agazapan en los barrancos.
Errante luna desciende lenta
por la infinita paz del espacio
y las estrellas igual que sueños
de enamorado se van borrando.
Va amaneciendo. Poquito a poco.
Naturaleza va despertando.
En la penumbra camino lento
hacia la tumba de mi paisano.
Triste respeto me embarga ante ella
y una plegaria sale a mis labios;
Duerme tranquilo tu último sueño
entre los pliegues de tu sudario
sin preguntarme por qué a tu tumba
no le pusieron losa de mármol
y aros de piedra con dos coronas
laurel y rosas en sus dos brazos.
Nadie se duele del abandono
que hay en tu tumba sin epitafio
estas tan solo en tu lecho frío
como una imagen en su santuario.
Mi alma y mis ojos miran al cielo
y fervoroso pido a lo Alto,
por tí, que fuiste en las peleas
y las llamadas el voluntario.
Querías la Patria que fuese libre,
que fuese grande, como hace años
cuando las galas de nuestra enseña
por todo el orbe se pasearon.
Nunca temblabas en los combates;
la cara al cielo y el arma al brazo
tú hiciste guardias en las trincheras
que aún se conocen por estos campos.
Por estos valles, donde se observan
las mordeduras y los zarpazos
de las granadas y los cañones,
sembrando muertes por todo el campo,
nadie se acerca, sólo quien sabe
que aquí caíste y te enterraron.
¿No tienes madre? ¿No tienes novia?
¿Por qué tu tumba no visitaron
y en vez de hierba que crece sola
sobre la tierra que no cuidaron,
pusieron rosas para regarlas
entre plegarias con llanto amargo?
Tal vez ignoren que aquí te encuentras.
Quizá tu madre esté suspirando
y por las noches junto al hogar
por su hijo ausente rece el rosario.
Y en sueños sienta, tal vez, tenerte
en dulce arrullo preso en sus brazos
como de niño cuando tu risa
era de rosas y era de nardos.
¿Que hará tu amada que no ha venido
a plantar lirios con blancas manos?
¿Será coqueta que se avergüence
de que su novio era un soldado,
y en vez de pena por tí que has muerto
con risas locas esté bailando
entre galanes de fino porte
que los fusiles no dispararon
e indiferentes vieron la lucha
por la conquista del suelo patrio?
Callé de pronto. Todo era calma.
Fijo en el suelo seguí pensando.
Las hojas verdes de la floresta
las agitaba el céfiro blando;
cuando cesaron en su murmullo
llego a mi oído rumor de pasos.
Febo besaba las altas cumbres,
poniendo en plata, de oro sus rayos
y una bandada de ruiseñores
le saludaban con dulces cantos.
Apresuréme a seguir mi rumbo,
a la caricia de hermoso rayos
y al despedirme de aquella tumba
en lo invisible del éter vago
quedó un suspiro del corazón
y una plegaria quedó flotando:
Sueña tranquilo tu eterno sueño
que no he venido para turbarlo.
Ya me ocultaba en el bosquecillo
que hay a unos metros de aquel ribazo
y una figura toda de luto
con gran sigilo iba llegando.
Era una joven de andar sereno
-carne morena de veinte años-
llevaba un velo sobre su rostro
y un crucifijo de oro en sus manos.
Eran sus ojos como la pena
negros carbones , fuego apagado
Y como el ala de cuervo fúnebre
era el cabello. Lívidos labios
que musitaban una oración,
el crucifijo besaban lacios.
Sobre la hierba, fría de rocío,
que cubre el cuerpo de aquel amado
arrodillada llora en silencio
por sus amores en flor segados.
Hablando a solas en el vacío,
cree que la escucha quien solo es barro:
¿Pensaste acaso que no vendría?
Escucha atento que yo te hablo.
¡Siempre en la vida reímos juntos
Y ahora en la muerte solos lloramos!
Tú eres ceniza; yo soy espectro
que en las tinieblas va caminando;
sé donde moras, voy en tu busca
para fundirnos en dulce abrazo.
No necesito galas nupciales,
quiero un pedazo de tu sudario
para cubrirme que tengo frío.
¡Roto mi sueño vivo expirando!
Dile al Supremo que me prepare
sitio en el cielo junto a tu lado,
que para unirnos muy poco trecho
nos falta ya y voy a salvarlo.
¡Dile que pronto! ¡Que yo no quiero
gozar del mundo, reír bailando,
mientras tu yaces llorando solo
entre las sombras de tu sudario!
Radiante Apolo su vuelo alzaba
entre los picos de plata orlados,
y aquel espectro se levantó
de la fría tumba del ser amado.
Igual que perlas era el rocío....
Ella sin verme siguió sus pasos,
y sus suspiros y su agonía
eran el canto más funerario,
eran coronas, eran la cruz
y eran las letras del epitafio.
Cuando mi vista puse en la tumba
ya la doraban del sol los rayos

Bercimuelle a 27 de agosto de 1942

Esta es una de las poesias que más me gustan de él. No puedo leerla entera sin que me flojee la voz y se me salten las lágrimas.