viernes, 18 de noviembre de 2011

XVI - Acróstico

Tuve celos del sol porque besaba
Una tarde tu cara de azucena
Me dió celos de muerte, me dió pena:
Él era mas que yo. que te adoraba.
Hirió mi corazón como una hiena
Aquél rayo de sol que te quemaba.
Riente tu semblante me miraba;
Alma sencilla de cariño llena.
Sentíme más que nunca enamorado
Pues eres más hermosa que las flores
O que el sol que tu cara había besado.
En el reino feliz de los amores
Tú la reina serías del bien amado:
A tí sólo cabría rendir honores.
Bercimuelle, 14 de diciembre de 1943


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